domingo, 13 de octubre de 2013

“YO ADMIRO A BOLÍVAR POR SUS DEFECTOS, NO POR SUS VIRTUDES”



 Entrevista de Dariela Sosa a Mario Szichman en su programa “Hoy no es un día cualquiera”, que se transmite por Radio Caracas Radio
El programa fue difundido el 11 de octubre de 2013. Esta es una versión editada.



PRIMERA PARTE


Dariela Sosa: Tengo el gusto de tener en la mesa al periodista y escritor argentino Mario Szichman, corresponsal en Nueva York del periódico Tal Cual, de Caracas. La editorial Verbum de Madrid publicó en fecha reciente la novela de Szichman Eros y la doncella, que lidia con el Reino del Terror durante la época de la Revolución Francesa. Hemos invitado a Mario para que conversemos acerca de dos temas, una investigación que está realizando sobre el ataque a las torres gemelas de Nueva York, en septiembre de 2001, y sobre las distintas facetas del Libertador Simón Bolívar. Mario vivió muchos años en Venezuela, ha escrito la Trilogía de la patria boba,  que tiene como protagonistas al Precursor Francisco de Miranda, y al Libertador Simón Bolívar. En su tercera novela, Los años de la guerra a muerte, uno de los protagonistas es el archivillano  José Tomás Boves.

Queremos primero que Mario nos hable sobre la investigación que estás realizando de los atentados del 11 de septiembre de 2001.

Mario Szichman: Básicamente, Dariela, lo que me ha impresionado de los ataques a las torres gemelas es que se trató del happening más grande de la historia. En la década del sesenta surgió en Estados Unidos el happening, un espectáculo multidisciplinario donde se combinaba la actuación de artistas profesionales, la improvisación, y la activa participación de la audiencia.

DS: ¿En qué consistió ese happening?

MS: Básicamente, el sitio de las torres gemelas se convirtió en el mayor escenario de un crimen que se haya registrado en Nueva York. Hubo casi 3.000 muertos. Fue una monumental pira funeraria. Fue la primera vez en la historia del mundo que se usaron aviones para derribar rascacielos, de 104 pisos cada uno. Nunca antes los bomberos de Nueva York habían lidiado con incendios tan gigantescos. Nunca tantos bomberos murieron en un incendio, más de 300.

Nunca una empresa perdió tantos empleados en una sola jornada: en la firma Cantor Fitzgerald murieron 658 empleados. Nunca representantes de tantas naciones murieron de manera casi simultánea en ambos edificios. En las torres desaparecieron las víctimas de un total de 115 países.

Las torres se transformaron en los crematorios más eficaces de toda la historia. Mil setecientos diecisiete familias no recibieron resto alguno de sus seres queridos. Y la zona del Trade World Centre siguió ardiendo durante 99 días, más que ninguna otra conflagración registrada en una ciudad atacada con bombas incendiarias durante la segunda guerra mundial.

Los ataques pueden también ser considerados el derby de demolición más gigantesco de la historia. Más de un millón y medio de toneladas de residuos fueron acarreados de las ruinas del World Trade Center rumbo a Fresh Kills, en Staten Island, que se transformó en el mayor basurero de escombros de la historia.

Y nunca tantos suicidas causaron tantas muertes. No se sabe cuántos jumpers saltaron al vacío. La cifra más conservadora es de 50. El periódico USA Today dijo que alrededor de 200 personas habían saltado. Pero mucho de esos suicidas cayeron sobre las personas que los observaban incrédulas, o  contra quienes acudían a salvarlos, arrastrándolos en sus muertes.

DS: ¿Qué te impulsó a investigar los hechos del 11 de septiembre más de una década después de ocurridos?

MS: Creo que es lo más emblemático que me ha ocurrido desde que me mudé a Nueva York. Me estrené realmente como corresponsal en Nueva York cuando atacaron las torres gemelas. Recuerdo que Teodoro Petkoff, el director del periódico, me envió un correo electrónico diciéndome: “Si quieres escribir algo sobre los ataques te reservo una página entera. La página 18 es tuya”. Escribí una crónica, y Tal Cual, en esa época un vespertino, fue el único periódico de Venezuela que publicó una crónica exclusiva sobre el evento. Y a partir de ese momento escribí muchas notas para Tal Cual y otras publicaciones sobre esos ataques.

Creo que cada ciudad tiene un episodio que la transforma, aunque sus habitantes sigan creyendo que nada ha pasado. Pues bien, esos ataques, aparte de las horrendas secuelas que ha tenido en la sociedad norteamericana la invasión a Afganistán y a Irak, también han dejado su marca en Nueva York. Hay evidentemente, un antes y un después, un punto de viraje. Eso me fascina como periodista, pero aún más como novelista.

SEGUNDA PARTE

DS: El título de esta segunda parte del programa podría ser: “Lo que no hemos podido (o querido) conocer de Simón Bolívar”. Hay un gran tabú para revelar episodios que hagan de Bolívar un ser mucho más humano. Tal vez no fueron muy trascendentes, pero constituyen una parte importante de ese personaje. Ya desde la escuela tenemos materias como Cátedra Bolivariana, tenemos que aprender hasta el nombre del perro de Bolívar…

MS: ¿Nevado?

DS: Exactamente, Nevado. Pero hay muchas cosas que se omiten. Y este programa no tiene como objetivo hablar mal de Bolívar sino humanizarlo, y poder tener una postura más crítica en relación al líder más importante de nuestro país…

MS: … Y de parte de América Latina.

DS: … Por supuesto. Y de esta manera podremos vernos a nosotros mismos mejor y, al mismo tiempo, desmitificar a un personaje para que podamos tener un mayor control sobre nuestro destino.

MS: Estoy totalmente de acuerdo contigo, Dariela. Pero voy a añadir algo más: para mí no existen los próceres. Son una creación a posteriori. Antes de ser próceres eran seres humanos. Y cometieron terribles errores, que costaron muchas vidas. Inclusive Abraham Lincoln, The Honest Abe tenía algunos esqueletos en su armario. Dos de sus cuñadas se beneficiaron de la colusión entre comerciantes del Norte y del Sur durante la guerra civil. Mientras millares de soldados morían en los frentes de batalla, esas señoras ganaban mucho dinero vendiendo mercancías y armas. Y Lincoln conocía esa circunstancia y nada hizo para frenarla.

Y lo mismo ocurrió con Bolívar y otros héroes de nuestra historia. Tuvieron muchos defectos. Cometieron muchos errores. La historia, Dariela, siempre la escribe el vencedor. Si Piar hubiera triunfado, los libros de historia venezolana estarían ahora plagados del culto a Piar, y seguramente Bolívar sería un breve comentario a pie de página.

Creo que es tan importante conocer la historia de un país. Por dos razones, porque las palabras no se las lleva el viento, y porque la historia se repite. Cuando digo que las palabras no se las lleva el viento, voy a los ejemplos extremos. Si hay mil personas en un teatro, y de repente alguien grita ¡Fuego! Sin que haya fuego, esa falsa alarma puede causar un desastre de proporciones incalculables.

Lamentablemente, los precursores suelen dictar nuestros pasos. Y con terribles consecuencias. Te voy a dar un ejemplo: el decreto de guerra a muerte de 1813.  ¿Alguien se ha puesto realmente a pensar en esas horrendas frases: “Españoles y canarios, contad con la muerte, aunque seáis inocentes; americanos, contad con la vida, aunque seáis culpables?” Esa fraseología es propia de un demente. ¿Qué clase de justicia predica Bolívar? La justicia de Gengis Khan. Y lo que ocurre en la Venezuela de la actualidad parece, en cierto modo, una tardía aplicación del decreto de guerra a muerte. Si tú eres chavista, de manera automática te conviertes en un inocente aunque hayas saqueado el erario público. Si eres opositor, te transformas en un culpable, o en un traidor, no es necesario buscar pruebas.

Por cierto, el endiosamiento del fallecido presidente Hugo Chávez es una secuela del endiosamiento a Bolívar. Y eso es fácil de percibir porque somos contemporáneos de esas mentiras. El chavismo en el poder le está mintiendo al pueblo venezolano en la cara, de manera cotidiana. Y no veo que exista un gran escándalo por esa circunstancia. Y eso es muy peligroso porque si no se frena esa mentira, el pueblo venezolano terminará creyendo que ese señor que arruinó a Venezuela, que ha sumido al país en la crisis más grave que vive en las últimas décadas, fue en realidad un salvador. En ese sentido, no le echen a Nicolás Maduro la culpa por ese paquete chileno que ha sido el legado de Chávez.

DS: … Volvamos a Bolívar.

MS: Volvamos a Bolívar. Siempre he pensado que si en la época de la lucha por la independencia hubiera existido como ahora un tribunal internacional de justicia, posiblemente Bolívar, al igual que sus lugartenientes y varios jefes españoles, hubieran sido considerados criminales de guerra. No olvidemos que entre el 13 y el 15 de febrero de 1814 Bolívar aprobó la ejecución de más de 800 prisioneros españoles en La Guaira y Caracas.

De todas maneras, Bolívar es superior a sus defectos, Chávez es inferior a la mayoría de ellos. Por ejemplo, Bolívar supo reconocer sus errores. Él se arrepintió del decreto de guerra a muerte. No lo dijo golpeándose el pecho, pero a partir del 1816, en Venezuela comenzó la regularización de la guerra e inclusive Bolívar reconoció que gracias a ese cambio, muchos ex realistas lograron incorporarse a las filas de los patriotas. Lamentablemente, muchos historiadores tradicionales siguen defendiendo el decreto de guerra a muerte.

DS: No solo eso. En las escuelas nos hacían memorizar ese decreto. Y tampoco es de la época chavista, precede al chavismo. ¿Qué es lo que estamos enseñando a las nuevas generaciones? Que la lealtad es mucho más importante que la defensa de valores esenciales del ser humano.

MS: Suscribo enteramente tus palabras.

DS: ¿Qué otra característica encuentras en Bolívar que podría reflejarse en nuestra política actual?

MS: Bolívar pasó a la historia como el hombre de las dificultades. Sus acólitos deberían haber agregado: era el hombre de las dificultades que nunca logró resolver y que contribuyó a agravar. Nunca les dijo a sus compatriotas: “Vengo a resolver vuestras dificultades”.  Un hombre que se proclama el hombre de las dificultades no va a perder tiempo en solucionarlas. Como todo caudillo antes que él, Bolívar sabía que si resolvía las dificultades, se haría superfluo, y él necesitaba demostrar que era imprescindible. Por eso su período como líder revolucionario fue muy difícil, las dificultades se acumularon sin que ni una sola de ellas hubiese sido resuelta.  

Hago, como los operadores de cine, un fast forward, un rápido avance. Fíjate Chávez, durante sus 14 años en el poder la situación en Venezuela fue empeorando de manera progresiva, por lo tanto, se hacía cada vez más imprescindible. ¿Qué podrían hacer sin él? ¿Cómo se resolverían las dificultades que él había contribuido decisivamente a crear con su torpe manejo de la economía, con sus delirios de grandeza, con su vaciamiento del erario público?

DS: Mario, el título del programa es “Lo que no hemos podido (o querido) conocer de Simón Bolívar”.

MS: ¿Con qué comenzamos, Dariela, con la parte más grata de Bolívar, o con la más ingrata? La parte más grata, o al menos más simpática de Bolívar, son sus amoríos.

En El diario de Bucaramanga, de Perú de Lacroix, un libro indispensable para conocer al otro Bolívar, el Libertador narra un episodio de una visita a un burdel de París. Fíjate los problemas que puede traer la falta de comunicación. La mujer que había elegido Bolívar no hablaba francés, sólo inglés. No entendió las intenciones de Bolívar y lo confundió, estas son palabras de Bolívar con “un griego pederasto”. Me imagino que quiso decir pederasta. Y Bolívar, para acallar a la mujer, empezó a arrojarle dinero, y la mujer arrojó el dinero a la chimenea. Bueno, el pobre Bolívar debió huir de la casa pública, todo abochornado. No es precisamente la clase de historias que los historiadores narran del Libertador.

De todas maneras, Bolívar no tuvo muchas dificultades para seducir mujeres. Primero, porque era el hombre más rico de Venezuela, o uno de los más ricos, y en segundo lugar, porque empezó a obtener posiciones de poder. Y el poder es el gran afrodisíaco.

Se mostró insaciable jurando amor eterno a cuanta mujer quisiese compartir su lecho durante una madrugada. Tenía amantes de pocas horas, de pocos días, de algunos meses, y afectos recurrentes, ni siquiera era fiel en sus breves amoríos. Ducoudray Holstein, quien sirvió en su estado mayor, dijo que en Guayana solía andar con dos o tres amantes al mismo tiempo, y durante algunas escaramuzas solía parar en los pueblos a fin de sumar nuevas conquistas. Si te cuento esto es por dos razones que para mí son bastante importantes. Tienen que ver con mi narrativa, y también con la manera en que el amor trae consecuencias políticas. Un personaje de Moliere se mostró muy fascinado cuando un profesor le informó que todas las personas hablaban en prosa. Bueno, hace más de cuatro décadas que escribo, y recién en fecha reciente, especialmente a partir de Eros y la doncella, mi novela sobre la Revolución Francesa,  descubrí que el erotismo es algo muy importante en una narración. Escribo en prosa, y hay mucho de erotismo en mi prosa. Tú sabes que todas mis novelas han sido editadas o reeditadas por la profesora Carmen Virginia Carrillo. Bueno, recuerdo que en mi última novela la parte erótica prácticamente no existía, y mi editora me señaló la escasez de eros que había en la narración. Yo le dije: “Carmen Virginia, tengo un grave problema: soy muy tímido”. Voy a parafrasear su respuesta. No son exactamente sus palabras, pero estoy seguro que el contenido es verdadero. Tú sabes, cuando los escritores tenemos que elegir entre la realidad y la leyenda, elegimos la leyenda. Lo que yo entendí de Carmen Virginia fue esto: “Pues chico, puedes ser todo lo tímido que se te antoje, pero a la hora de narrar, es mejor que te sueltes el moño”.  Y creo que la novela creció mucho con los consejos de la profesora Carrillo.

Además, el amor es el motor que hace funcionar el mundo. El amor tiene consecuencias enormes en la historia, y eso se ve también en la vida de Bolívar. El caso más famoso es obviamente el de Manuela Sáenz, la Libertadora del Libertador, una mujer de armas tomar, y que realmente salvó la vida de Bolívar cuando intentaron asesinarlo en Bogotá, pero hubo muchas mujeres que tuvieron importancia en la política de la Gran Colombia. Una, Pepa Machado, estuvo a punto de frustrar la expedición a Los Cayos, que significó el retorno de Bolívar a la capitanía general de Venezuela, porque demoró en unirse a la aventura. Bolívar postergó casi un mes la expedición esperando que se le sumara la Pepa. Que por cierto se vino acompañada de su madre. Bolívar era muy familiarista. Y después está Isabel Soublette, la hermana de Carlos Soublette. Varios contemporáneos de Bolívar decían que Soublette nunca hubiera tenido ascensos tan espectaculares en el estado mayor de Bolívar, ni hubiera terminado siendo presidente de Venezuela, de no ser por el amor que el Libertador sentía por ella.

DS: Hablemos ahora de la otra parte: ¿Cuál fue la parte más ingrata de Bolívar?

MS: Sus tendencias autoritarias. También en El diario de Bucaramanga, Bolívar reconoce su enorme admiración por Napoleón, y le dice a De Lacroix que se ha visto obligado a denigrar a su ídolo para que no lo acusen de intentar seguir sus pasos. Y en ese sentido, creo que Bolívar era mucho más cruel que Napoleón con sus rivales políticos. Napoleón solía quitarles el mando, o enviarlos a remotas guarniciones, pero Bolívar los delataba o los mandaba a fusilar. Delató al Precursor Francisco de Miranda, se lo entregó en bandeja a los españoles, y a cambio de eso obtuvo un pasaporte firmado por Domingo Monteverde, el jefe enemigo. Y Monteverde señaló claramente que había facilitado a Bolívar el pasaporte por la buena labor que había realizado entregando a Miranda. Y luego están los casos de Manuel Piar, del general Córdoba, héroe de Ayacucho, y del almirante Padilla. Los tres fueron fusilados por órdenes de Bolívar porque temía que se convirtieran en sus rivales, especialmente Piar. Fíjate que Piar cambió en buena parte el rumbo de la guerra de la independencia al emplazar su base de operaciones en Guayana.  Bolívar estaba obsesionado con reconquistar Caracas. Siempre perdió cuando trató de llevar a cabo esa propuesta, las cosas empezaron a cambiar cuando los patriotas se emplazaron en Guayana, allí podían conseguir ganado en abundancia, forraje para sus caballos, armas y municiones de contrabandistas que operaban en el Orinoco y en Curazao.  Por cierto, el fiscal en el proceso a Piar fue Soublette, y el proceso fue una farsa absoluta.

DS: ¿Estuvo amañado el juicio a Piar?

MS: Piar fue condenado a muerte inclusive antes de ser apresado. El almirante Brion, uno de sus principales enemigos, dijo que el día que lo apresaran al “mulato” de Piar, él pediría su fusilamiento. Bueno, Brion fue el presidente del consejo que juzgó a Piar. Y Carlos Soublette, un incondicional de Bolívar, fue el fiscal, y hubo muchas denuncias de testigos comprados, de tergiversación de pruebas. Piar reclamó testigos que nunca fueron presentados en el tribunal, pero como siempre, quien reveló las razones del fusilamiento de Piar fue el propio Bolívar. Él reconoció que Piar fue fusilado por una “necesidad política”, pues había puesto en entredicho su liderazgo. Mariño también cuestionó el liderazgo de Bolívar, y se asoció con Piar, pero después del fusilamiento de Piar, Mariño se disculpó ante Bolívar y continuó en su cargo. Las mismas razones que condujeron al fusilamiento de Piar podrían haber sido utilizadas para fusilar a Mariño, pero como Mariño se doblegó, Bolívar cambió de idea. Eso se llama arbitrariedad.

DS: ¿Hubo alguien que venció a Bolívar en materia política?

MS: Bueno, el sueño de Bolívar, de la Gran Colombia, se lo torpedeó Santander, y Bolívar tampoco pudo hacer para frenar a Páez,  que terminó de desmembrar la Gran Colombia y se convirtió en el padre fundador de Venezuela. Tanto Santander como Páez apostaban a la patria chica, tal vez no estaban muy descaminados. No se pueden crear patrias grandes por métodos artificiales.

DS: Desde que leí tu novela Las dos muertes del general Simón Bolívar, siempre me ha impresionado que tú desmientas la versión oficial sobre la muerte de Antonio Ricaurte. Realmente me quedé shockeada. Siempre en el Día de la Juventud se recordaba el heroísmo de Ricaurte, quien, según decían se hizo volar por los aires con un barril de pólvora para no entregar el arsenal en la casa de San Mateo. ¿Por qué nos ofreces una versión tan diferente?

MS: Tengo la mejor fuente para ello: el propio Libertador. También en El diario de Bucaramanga Bolívar dijo a Lacroix que él es “el autor de ese cuento”, y que lo inventó para entusiasmar a sus soldados. En realidad, dijo Bolívar, y voy a citar el párrafo, porque es muy interesante, “Ricaurte murió el 25 de marzo del año 14 en la bajada de San Mateo, cuando se retiraba con los suyos. Murió de un balazo y un lanzazo. Yo lo encontré en dicha bajada tendido boca abajo, ya muerto, y con las espaldas quemadas por el sol”.

DS: ¿No temía Bolívar que algún día se descubriera su mentira?

MS: Bolívar estaba convencido que la historia la escriben los vencedores. Él estaba seguro que si triunfaba, sus herederos, y aquellos que habían prosperado al amparo de su gloria, escribirían una historia ajustada a sus designios. Créeme, Dariela, Bolívar hubiera podido ser un excelente guionista de Hollywood. En una famosa película, The Man Who Shot Liberty Valance, un periodista dice: "Aquí, en el Salvaje Oeste, cuando nos dan a elegir entre la verdad y la leyenda, nosotros elegimos la leyenda". Cada vez que a Bolívar le daban la ocasión de elegir, elegía la leyenda.

DS: Mario, ahora, al final del programa, te pediría una reflexión final. Fíjate, durante la mayor parte del programa me sentía como si hubiera estado profanando la historia al hablar del otro Bolívar. Yo estudié en un colegio católico. No sé, de repente, me sentía como si hubiera estado diciendo cosas malas de la Biblia. Pero creo que es necesario acabar con ciertos tabúes, y además, no es posible dividir la historia entre héroes y villanos, cuando en cada uno de nosotros hay siempre un héroe, pero también un villano. Por supuesto, la combinación de esas características varía de un ser a otro.  Es importante mantener una postura crítica, eso ayuda a entender la complejidad de cada ser humano. Por lo tanto te pregunto a ti, que tantos cuestionamientos has hecho al Libertador, y que al mismo tiempo reconoces tu admiración por Bolívar ¿qué recomiendas para ver nuestra historia de manera crítica y no sentirnos decepcionados de cierto modo por una épica que tal vez no es tan épica?

MS: Dariela: yo no admiro a Bolívar por sus virtudes, sino por sus defectos. Si pienso en sus virtudes, estoy convencido que nunca podré llegar a ser como él. Pero cuando recuerdo sus defectos, ahí la cosa es muy distinta. Yo tengo tantos o más defectos que Bolívar. Por lo tanto ¿Por qué no puedo llegar a ser tan grande como él?








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