domingo, 3 de noviembre de 2013

Gustavo Reyes: la mística de la tarea bien hecha


Mario Szichman

   Sin hacer alharacas, sin mucha promoción, Gustavo Reyes (Carúpano, 1975) ha comenzado a destacarse como uno de los mejores artistas plásticos de la Venezuela actual. 



    Reyes se inició en el camino de las artes plásticas cuando tenía ocho años de edad. Participó en su primera exposición colectiva en el Ateneo de Carúpano a los 11 años. Usando la técnica de los “comics”, comenzó en su adolescencia a fusionar la técnica de acuarela con  tinta. En el 2002 viajó a España para estudiar a los grandes maestros españoles, y desde ese momento, empezó a ser conocido fuera de Venezuela. 
    Ha expuesto en Malone House, de Belfast, y en la O´Grady Gallery de Dublin,  Irlanda. Ha hecho muestras particulares en Budapest, Barcelona, Londres y Los Ángeles. En la actualidad, parte de su obra se exhibe en la Galería Botello de Puerto Rico y en el restaurante-galería PRA PRÁ en Mérida. Del 23 de noviembre al 8 de diciembre estará  exponiendo su obra en la Galería “Espacios Libres” de El Hatillo, Caracas. 
    En sus trabajos parecería no existir el trasfondo. Hay una meticulosa elaboración de superficies, como se puede aprecier en muchas de sus pinturas. Cuadros en los que la figura principal se desdibuja en un segundo plano, o en los que el conjunto  aparece distribuido de tal forma que nos da la impresión de estar ante una imagen en tres dimensiones. 
     En Bodegón con bota de vino, la transmutación de los objetos opera en distintos niveles. Es casi naturalista en la cebolla, o en la manzana, caprichosa en las jarras, fantástica en los planos superpuestos. 


   En otras ocasiones, como en La carrera, la figura femenina se revela como un trampantojos. La sonrisa de la mujer hace emerger un cuerpo casi imperceptible entre azulejos de colores. 
     En De la belleza y el furor, cuadro que ilustra la portada del libro del mismo nombre de la ensayista Carmen Virginia Carrillo, el rostro afable de la mujer en primer plano contrasta con la pareja del fondo; un imagen un tanto futurista que da cuenta de una estética disonante.
     La composición 15329 evoca a Brueghel por su clasicismo, y a Escher por su osadía.


    En El juego, convive una plena y secreta figura femenina con monigotes de alfarero y rostros que emergen de las paredes. Esta vez el trasfondo anuncia el bosquejo con gruesos trazos, exhibiendo su gradual metamorfosis.

     Las tradiciones venezolanas también se convierten en motivo de los cuadros de Reyes, tal es el caso de los toros coleados. No obstante, la mirada del pintor transforma la escena en un despliegue multicolor de trazos finos y luminosos

     En su cadro Confrontación ofrece su visión de la tan controversial pelea de gallos. Un abanico de colores vivos delinean la violencia de la lucha a muerte.


TRANSMUTACIONES

     Con la destreza de un juglar, Reyes va recreando técnicas y escuelas. Es difícil adivinar sus influencias a raíz del modo en que organiza los materiales. Sus creaciones se caracterizan por un furioso colorido. Una estructura de mosaico organiza las tres dimensiones en sus texturas. El pródigo tinte, el sabio control de los espacios, ha permitido al artista trazar una huella muy original en su pintura. Es muy difícil pasar delante de un cuadro de Reyes sin detenerse, o borrar de la memoria sus cuadros tras haberlos contemplado.
Los interesados en la obra de Gustavo Reyes pueden asomarse a su página web: http://www.artereyes.see.me

o a su página de Facebook:
https://www.facebook.com/gustavo.reyes.9674?fref=ts
correo-e: reyes150@gmail.com
    

No hay comentarios:

Publicar un comentario