domingo, 7 de junio de 2015

Los niños cantores de la FIFA empiezan a delatar a sus exdirectivos

Mario Szichman



          
             Muchos aficionados al deporte deben estar disfrutando por lo que acontece en la Federación Internacional de Fútbol Asociado, FIFA, ahora que el presidente de la organización, el suizo Sepp Blatter, decidió presentar la renuncia, tras decidir que sus días como turista internacional estaban contados.    

Blatter padece del llamado “síndrome del coronel Tom Parker”,  el famoso apoderado de Elvis Presley, que impedía a su cliente realizar giras al exterior. En el caso de Parker, las razones era que se trataba de un indocumentado, y si acompañaba a Elvis en sus excursiones, posiblemente a su retorno sería detenido por la migra y deportado.
En el caso de Blatter, aunque su pasaporte está en regla, muchos dudan que ocurra lo mismo con sus finanzas personales o con sus tareas como presidente de la FIFA.Blatter renunció a su cargo, tras presidir el organismo durante 17 años.
Hace apenas unos días, el 29 de mayo, Blatter fue reelecto por quinta vez como presidente de la FIFA, derrotando por 133 a 73 al príncipe Ali bin al-Hussein, de Jordania, uno de sus principales enemigos, quien había denunciado las prácticas “secretas” de la directiva del cuerpo para ocultar denuncias de corrupción. Cubierto de gloria, tras el abrumador respaldo obtenido en la elección, Blatter declaró: “Yo perdono, pero no olvido”. (Días antes, en una conferencia de prensa, cuando un reportero le preguntó si pensaba renunciar al cargo, Blatter respondió: “¿Por qué voy a renunciar? Eso sería como reconocer que hice algo malo”).
¿Qué lo hizo cambiar de actitud, e implícitamente reconocer que había hecho algo malo? Una posibilidad es la divulgación de una grabación hecha en el 2013 a Chuck Blazer, un patriota cooperante y ex miembro del comité ejecutivo de la FIFA. A cambio, posiblemente, de la reducción de una sentencia por racketeering (asociación para delinquir), fraude en transacciones electrónicas y lavado de dinero, Blazer aceptó denunciar la corrupción en el fútbol mundial. Entre las personas implicadas, dijo The New York Times, podría estar el renunciante presidente de la FIFA. 
Pero hay otros peces gordos. Ya la Interpol, que agrupa a agencias policiales de todo el mundo, difundió, a solicitud al departamento de Justicia de Estados Unidos, red notices, información roja, para capturar al ex vicepresidente de la FIFA, el trinitario Jack Warner, a Nicolás Leoz, ciudadano paraguayo y ex miembro del comité ejecutivo de la FIFA; a Alejandro Burzaco, un argentino que controla una empresa de mercadeo de productos deportivos, a Hugo y Mariano Jinkis, argentinos, dueños de una compañía de mercadeo de productos deportivos, y a José Margulies, un ciudadano brasileño que posee una empresa de radiodifusión.  La Interpol colgó el aviso en el internet, junto con fotos de los sospechosos, diciendo que eran buscados por “asociación para delinquir, conspiración y corrupción”.
Hasta ahora, ninguno de esas acciones implican a Blatter. Tal vez una punta del ovillo se encuentre en un artículo de The Financial Times firmado por el columnista Gideon Rachman. De acuerdo a Rachman, las razones esgrimidas por el ex presidente de la FIFA el día en que presentó su renuncia, no tienen ni pies ni cabeza. Blatter se limitó a decir: “No creo contar con un mandato de todo el mundo del fútbol”. Eso es incomprensible. Blatter ganó su quinto término consecutivo barriendo el piso con su rival, el príncipe jordano. Es como si un presidente latinoamericano que no cuenta ni con un 25 por ciento del apoyo popular, decidiese renunciar porque no es querido por cada uno de sus compatriotas. El mismo Rachman indicó que Blatter estaba enterado desde hacía muchos años de la opinión que tenía el mundo deportivo de su gestión. Para que Blatter estuviera en condiciones de evaluar su popularidad, dijo el columnista, “Era suficiente con que abriera las páginas de un periódico, o que fuera abucheado en un estadio de fútbol”. Pero el columnista aventura otra hipótesis, la de “El mal endógeno”. Para algunas personas en altos cargos, allí donde están, ya sea en el país, o en el exterior, ahí deben permanecer por tiempo indefinido, si no desean que les pongan los ganchos.
Rachman dijo que al parecer, “el propio Blatter se hallaría bajo investigación del departamento de Justicia de Estados Unidos. Dependiendo del progreso de la pesquisa, podría ser amenazado de arresto cada vez que abandone Suiza”, su país de residencia. “Y eso lo colocaría en una posición imposible", pues entre las tareas del presidente de la FIFA, “figuran los viajes constantes”. Por ahora Blatter decidió curarse en salud y renunciar. Y posiblemente olvidarse y perdonar, e inclusive dar la otra mejilla.
Los próximos días serán muy entretenidos en el mundo del fútbol internacional. Basta ver la investigación que le están haciendo a Warner, ex miembro del comité ejecutivo de la FIFA. Según The New York Times, Warner recibió 10 millones de dólares, junto con algunos de sus secuaces, a cambio de votar en favor de la realización de la Copa del Mundo en Sudáfrica, en el 2004.
Se estima que en las dos últimas décadas, los 14 funcionarios de la FIFA y ejecutivos de mercadeo acusados de corromper la organización hasta los cimientos, recibieron en sobornos unos 150 millones de dólares. Aunque en algunos países latinoamericanos eso puede representar una simple propina, en varias naciones eso parece no solo monstruoso, sino, peor aún, ilegal. Stephanie Clifford y Matt Apuzzo, los periodistas de The New York Times, que informaron de los indictments contra miembros de la FIFA, dijeron que las autoridades “describen el fútbol internacional en términos reservados por lo general a las familias mafiosas o a los carteles del narcotráfico”.

KATAR: LA JOYA DE LA CORONA


 Para entender el fenomenal escándalo que afecta en estos momentos a la Federación Internacional de Fútbol Asociado y que se ha llevado en los cachos al presidente de la organización, hay que ir lejos en el tiempo, y en la geografía.
Blatter empezó la cuenta regresiva de sus desdichas el 2 de diciembre de 2010, en la sede de la FIFA en Zurich, Suiza, tras exhibir ante las cámaras un sobre abierto donde aparecía el nombre de "Qatar", como sede de la Copa Mundial de Fútbol ​para el año 2022.
Con esa foto, una de las más famosas de su carrera profesional, Blatter abrió la caja de Pandora de una de las grandes desfachateces de este siglo, aunque faltan todavía 85 años para que concluya. 
¿Por qué la ​designación de Katar como sede del mundial de fútbol terminó con la carrera de Blatter y posiblemente lo obligue a asumir otra flamante, con traje de presidiario? ¿Por qué están en la picota otros 14 funcionarios de la organización, y personas allegadas a la promoción de actividades deportivas? Después de todo, las denuncias de​ que​ la FIFA​ era una gigantesca maquinaria de corrupción datan de algunas décadas. Sin embargo, en materia de escándalos, hay siempre uno, inadvertido, que tumba la estantería.
Los funcionarios de la FIFA se acostumbraron a la impunidad, se engolosinaron con ella, y creyeron que era eterna. Y por eso aceptaron el desafío mayor de su historia: hacer creer a la humanidad que Katar podía ser sede de un mundial de fútbol. Katar es​ un emirato tan apto para auspiciar un mundial de fútbol como para apadrinar las Olimpíadas de Invierno.
En el periódico londinense The Guardian, Owen Gibson recordó que las temperaturas en Katar, en junio y julio, los meses predilectos para la disputa del Mundial de Fútbol, superan los 50 grados centígrados. Además, el emirato petrolero no tiene una gran tradición deportiva, si exceptuamos las carreras de camellos. Claro que se juega al fútbol, y en ocasiones los kataríes han participado en torneos internacionales exhibiendo su destreza. Pero ​Katar tiene una pésima fama, justamente ganada, y además, parece un volcán a punto de estallar. Cuenta con 1,8 millones de habitantes, de los cuales apenas un 13 por ciento son nacionales, y el resto expatriados. (278.000 kataríes versus 545.000 indios, 341.000 nepalíes, 185.000 filipinos, 137.000 oriundos de Bangla Desh, 100.000 de Sri Lanka, y 90.000 de Pakistán). Ese 13 por ciento de privilegiados enfrenta a un 87 por ciento de expatriados que son vejados de manera cotidiana. Las violaciones a los derechos humanos contra los extranjeros han sido vastamente denunciadas por el Departamento de Estado, Amnistía Internacional, Human Rights Watch y medios de prensa de todo el mundo, entre los cuales destaca The Guardian de Londres y el portal noticioso The Hufington Post.
Según el Departamento de Estado, “trabajadores expatriados de países de Asia y partes de África son sometidos, de manera rutinaria, a trabajos forzados y en algunas instancias,  a la prostitución”. Entre las violaciones más comunes a los derechos laborales se incluyen “castigos corporales, retención de salarios, severas restricciones a la libertad de movimientos (como la confiscación de pasaportes, documentos de viaje, o permisos de salida), detención arbitraria, y agresiones sexuales”. El código penal de Katar autoriza castigos tales como “azotes y lapidación”, esto es, ​matar a alguien a pedradas.   
En el caso de la construcción de estadios y otras instalaciones deportivas para el Mundial de Fútbol de 2022,  The Hufington Post informó que las tareas, a cargo de expatriados de países asiáticos, son “recompensadas con salarios muy bajos”. Los obreros​, añadió la publicación,​ viven “en condiciones de esclavitud”.
La perla de la corona es la situación laboral en los sitios donde se erigen estadios y otras obras para alojar a los visitantes del Mundial de 2022.  Según The Guardian (23 de diciembre de 2014) “los inmigrantes nepaleses que construyen la infraestructura” para el Mundial, “han muerto a un promedio de uno cada dos días en el 2014, pese a la promesa del gobierno​ katarí de mejorar sus condiciones de trabajo”.
Las cifras, dijo el matutino, “excluyen las muerte de trabajadores de la India, de Sri Lanka y de Bangladesh. Eso hace temer que si se toman en cuenta las muertes entre todos los inmigrantes, podrían ser de más de una por día”.
La junta nepalesa de promoción de empleo en el exterior dijo que 157 de sus obreros en Katar murieron entre enero y mediados de noviembre de 2014. Sesenta y siete de ellos por paro cardíaco, y ocho, por apoplejía. Treinta y cuatro de las muertes ocurrieron en sitios de trabajo. En el 2013, murieron en Katar 168 trabajadores nepaleses.  
Nicholas McGeehan, de Human Rights Watch, dijo que “personas que trabajan durante muchas horas en sitios de altas temperaturas son muy vulnerables a letales ataques cardíacos”.
La Confederación Internacional de Sindicatos estima la cifra de trabajadores muertos en Katar durante labores de construcción de instalaciones deportivas en 1.200, y calcula que “llegarán a 4.000 para el 2022”.  
Por supuesto, el gobierno de Katar puede alegar que los principales acusadores son gobiernos de Occidente que intentaban obtener la sede del Mundial de Fútbol en el 2022, en primer lugar Estados Unidos. También las autoridades de Australia, ​país​ que intentó obtener la sede, están haciendo girar el ventilador a toda velocidad, a ver en qué momento el detritus llega a sus paletas. 
​            Hace algunos días, el ministro de Deportes del estado australiano de Victoria, John Eren, dijo que en caso de que Katar sea despojado del sitial, su país podría ser anfitrión del campeonato “mañana mismo”.
¿Y qué ocurre si de refilón, también se pone en entredicho la asignación de Rusia como sede del Mundial de Fútbol de 2018? No olvidemos que apenas empezaron a menudear las acusaciones contra Blatter, saltó a la palestra el presidente ruso Vladimir Putin defendiendo el buen nombre y honor del entonces líder de la FIFA. (A estas alturas, ser defendido por Putin es más pavoso que ser elogiado por Nicolás Maduro).
También en ese caso, privan intereses nacionales. Pues Inglaterra codiciaba ser asiento del Mundial que le arrebató Rusia. David Beckham, el astro del Manchester United, fue el vital promotor del intento, y ahora se ha convertido en uno de los principales cuestionadores de la FIFA. “Algunas de las cosas que han ocurrido son despreciables”, dijo Beckham. “Otras son inaceptables, y horrendas para un juego al que tanto amo”.
Aunque nadie duda de la honestidad de las autoridades rusas, no hay muchos dispuestos a poner la mano en el fuego por ellas. The Wall Street Journal recordó que cuando la FIFA designó en el 2012 al ex fiscal norteamericano Michael García para investigar denuncias de soborno contra el ex presidente de la organización, Joao Havelange y otro ejecutivo, uno de los temas que abordó fue la puja que condujo a la selección de Rusia y de Katar como escenario de los mundiales de fútbol de 2018 y 2022. “En ambos casos, hubo vastas denuncias de fraude”, dijo el diario neoyorquino. Cuando García solicitó examinar las computadoras rusas utilizadas en la puja, se quedó con las manos vacías. “Las computadoras habían sido de alguna manera destruidas”, dijo The Wall Street Journal, y las cuentas de correo electrónico resultaban inaccesibles”.  García renunció a sus tareas el 17 de diciembre de 2014, luego que su informe sobre irregularidades de la FIFA, de 350 páginas, fue sintetizado en 42 páginas donde se eliminaron sus denuncias.  El funcionario dijo que el sumario estaba “repleto de representaciones erróneas sobre datos y conclusiones”.  Pero ahora su informe, completo, está siendo revisado por La Procuraduría General de Suiza.  
Aunque las investigaciones contra la FIFA están en sus comienzos, varios exfuncionarios han pedido la clemencia de las autoridades norteamericanas, a cambio de spill the beans, descubrir el pastel. Fiscales del departamento de Justicia están agitando ante los potenciales denunciantes una serie de zanahorias para que revelen chanchullos. Según ​​The New York Times, entre las ofertas figuran “escasa o ninguna permanencia en prisión, a cambio de cooperación”, y “v​isas S, la tarjeta verde ​de los informantes”, ​un ​preludio a la adquisición de la ciudadanía plena.
Una de las figuras centrales encargadas de arruinar la reputación de los directivos de la FIFA es Chuck Blazer,  un empresario futbolístico norteamericano que ocupó un sillón en el comité ejecutivo de la organización entre 1997 y 2013. Tras declararse culpable de evasión impositiva y fraude, se convirtió en un informante del departamento de Justicia. Es increíble la cantidad de cosas malas que está diciendo Blazer sobre la FIFA. Inclusive admitió haber aceptado sobornos de Sudáfrica, cuyo gobierno organizó el Mundial de Fútbol de 2010. El gobierno sudafricano ha dicho que Blazer miente.
Un tribunal federal de Brooklyn divulgó hace algunos días la confesión de Blazer. “A partir de 1993, aproximadamente”, dice the guilty plea, “y continuando a través de comienzos del 2000, yo y otros aceptamos sobornos y coimas en relación con los derechos de transmisión y otras concesiones para las Copas de Oro de 1996, 1998, 2002, y 2003”. Eso alude a torneos de fútbol internacional organizados por la división de la FIFA que abarca a América del Norte y al Caribe.  
The New York Times dijo que, de acuerdo a fiscales neoyorquinos,  “Este es apenas el comienzo del caso”, en tanto fuentes policiales “confirmaron que el señor Blatter”, el expresidente de la FIFA, “es uno de los objetivos de su investigación”.  
Otro ex funcionario de la FIFA, el trinitario Warner, quien se desempeñó como vicepresidente de la institución, dijo que Blatter “sabe muy bien por qué cayó. Y si alguna persona más está enterada, esa persona soy yo”. Al igual que Chuck Blazer, Warner también tiene sus pecadillos, como el de recibir, junto con varios de sus allegados, un soborno por 10 millones de dólares, a cambio de apoyar la solicitud de Sudáfrica para convertirse en la sede del mundial de fútbol en el 2010.  
En una contraofensiva, Warner dijo que cuenta con “montones de documentos, incluidas copias de cheques, vinculando a Blatter y otros funcionarios de la FIFA con un esfuerzo para manipular las elecciones de 2010 en Trinidad y Tobago”. Muchos dudan de que el largo brazo de la organización deportiva haya tratado de intervenir en una elección, pero la denuncia de Warner es un buen indicio de la desesperación que aflige a muchos ex funcionarios, tras descubrir que el pedestal en que se habían montado era de barro.
            ¿Qué hará ahora la FIFA para limpiar los establos de Augias? Al menos Transparencia Internacional no cree en la autogestión para higienizar a la organización. “La reforma no puede provenir del interior de la FIFA”, dijo la institución. “Ni tampoco de (directivos) que han perdido toda credibilidad”. 



       

No hay comentarios:

Publicar un comentario