jueves, 9 de marzo de 2017

Cuando los senderos de la salvación transitan a través del pecado: La narrativa de Flannery O´Connor


Mario Szichman





Dos libros de cuentos: A Good Man Is Hard to Find (1955) y Everything That Rises Must Converge (publicado de manera póstuma en 1965), son el pasaporte de Flannery O´Connor a la inmortalidad. O´Connor falleció en agosto de 1964, a los 39 años de edad, víctima de lupus. Es, junto con Carson McCullers, la más famosa escritora sureña de Estados Unidos, y es posible que lleve a McCullers la delantera, por su feroz humor.
Los textos de O´Connor están impregnados de grotesco y de horror, una especialidad de los narradores sureños, entre ellos William Faulkner y Erskine Caldwell.
“Todo aquello que viene del sur suele ser calificado como ´grotesco´por el lector del norte de Estados Unidos”, dijo O´Connor. “A menos que sea realmente grotesco. En cuyo caso, es denominado ´realista´”.
¿Qué es el grotesco para la narrativa sureña? En el caso de Faulkner, la descripción de familias donde predomina el incesto, o un crimen ancestral, como ocurre de manera peculiar en los Compson, protagonistas de The Sound and the Fury. Pero también adquiere otras formas. La familia de los advenedizos Snopes que puebla el territorio de The Hamlet, es grotesca por la manera en que expande sus tentáculos en una comunidad, apropiándose del dinero ajeno. Una rosa para Emily, el cuento más perfecto de Faulkner, es otra obra maestra del grotesco. Se concentra en una aristócrata muy respetada en su comunidad, a quien perdonan toda clase de excentricidades. Recién tras su muerte se revela que durante varios años de su vida, durmió junto al calcificado cadáver de su amante.
En cuanto a Caldwell, el grotesco se empecina en los seres más pobres de una sociedad, que intentan sobrevivir por todos los medios posibles, y se niegan, también con el mismo entusiasmo, a abandonar una tierra que los mata de hambre. A veces un intruso, como el predicador viajero de Journeyman, emerge para cuestionar su mundo y sus hábitos, y en el transcurso de su odisea incurre en toda clase de pecados, especialmente carnales, en tanto les ofrece, con enorme sinceridad, la redención.
O´Connor concentró su grotesco en seres desarraigados, fortalecidos por una peculiar fe en la ausencia de toda creencia. Podían repudiar la religión, como es el caso de Hazel Motes, protagonista de Wise Blood, o aceptarla al punto de usar a sus víctimas como corderos para el sacrificio. Eso ocurre en su célebre cuento A Good Man Is Hard to Find (Un hombre bueno es difícil de encontrar). Una familia común y corriente, constituida por el papá, la mamá, el niño, la niña y la abuela, sale de vacaciones en un automóvil. El padre confunde las señales del camino, se interna en una vía lateral, y allí tropieza con un misfit, un asesino filosófico que acaba de huir de una prisión de máxima seguridad. Tanto el diálogo como la situación arrinconan al lector, quien no sabe si reír a carcajadas o abandonar el cuento anticipando la certera calamidad que acabará con toda la familia.
La narradora tenía una inimitable capacidad de combinar en sus comedias siniestras equivocaciones, situaciones inesperadas, y una impecable prosa nutrida de felices detalles. En una parte de Wise Blood, O´Connor nos informa: “Comenzó a caer una ligera lluvia, y Hazel puso a funcionar el limpiaparabrisas, que causó un gran estrépito, como dos idiotas aplaudiendo en una iglesia”.
Cuando le preguntaban cual era la fuente de sus historias, pues vivía en la adormilada comunidad georgiana de Milledgeville, O´Connor respondía: “Bueno, es cierto, aquí tenemos un colegio para señoritas, pero esa atmósfera repleta de encajes y de frunces es felizmente destruida por una academia militar, un reformatorio, y un asilo para dementes”.
Es obvio que ser una católica en un país protestante, obligó a O´Connor a aceptar cierta marginalidad, y a confrontarla con ánimo belicoso.
Tal vez el grotesco era la única manera de que sus historias fuesen aceptables para el lector. Cuando estamos en condiciones de reírnos de temibles verdades, el descaro resulta más aceptable.
Una intrigante mujer casa a su hija retardada con un vagabundo manco, quien abandona de inmediato a su esposa y escapa con el vehículo de su suegra (The Life You Save May Be Your Own). Una adolescente que ha perdido su pierna “en un accidente de caza”, es seducida por un joven vendedor de Biblias. Embargada por la felicidad, no advierte que el único propósito del joven es robarle la pierna de madera (Good country people.)



En Wise Blood, la primera novela publicada por O´Connor, su protagonista,  Hazel Motes, se proclama profeta de “La iglesia sin Cristo”. Su sola ambición es crear un templo donde “los sordos no puedan oír, los ciegos no puedan ver, los lisiados no puedan caminar, los idiotas no puedan hablar, y los muertos continúen muertos para siempre”. (La otra novela es The Violent Bear It Away, en la cual O´Connor insiste en recorrer un sendero de la redención plagado de seres sin escrúpulos).

LOS TORMENTOS DE LA CARNE

¿En qué consiste la historia de Wise Blood? Básicamente, en detectar la ceguera de la fe. El protagonista de la novela ha sido criado en la pequeña comunidad de Eastrod, en Tennessee, en el seno de una familia inmersa en la Biblia, aterrada por Dios. La familia de Motes “ve” a Dios como un juez implacable. La única tarea del Creador es vigilar los pecados de todo mortal  y aguardar al último día para castigarlo con el infierno.
Hazel Motes, de 22 años de edad, recién salido del ejército, tras finalizar la segunda guerra mundial, decide ejercer su libre voluntad, e inventar un nuevo jesús (con minúsculas). Después de todo, ha presenciado el infierno en la tierra, y considera que el mundo debe contar con un nuevo Redentor, más “aggiornado” con el siglo, y amable con sus seguidores.
Como en todo relato de Flannery O´Connor, nadie es inmune a la locura de sus protagonistas. Varios personajes quedan atrapados por el nihilismo de Hazel y por su curiosa visión del mundo. (En muchas ocasiones, Hazel es nombrado Haze, que significa bruma).  
La experiencia de guerra, las mentiras que ha escuchado Hazel de sus jefes y compañeros de lucha, lo convencen que todo el problema radica en Jesús. Por culpa de Jesús, piensa, el mundo es un antro del pecado. Sin Jesús, el pecado se eclipsaría del mundo, el ser humano volvería a vivir como antes que Adán y Eva confiasen en la serpiente.
Si el templo de la mentira se erigió con la iglesia de Cristo, piensa Hazel, el templo de la verdad surgirá con el nihilismo. Para eso creará The Church Without Christ, donde el ciego no podrá ver, el lisiado no podrá caminar, y los muertos estarán muertos para siempre. La visión de Hazel lo conduce a una población cercana a donde nació, Taulkinham.
El protagonista adquiere un vehículo tan defectuoso como su alma, y comienza a predicar su total falta de fe. No pasa mucho tiempo sin que Hazel resulte rodeado de “freaks,” monstruos que se adaptan perfectamente a su intolerancia, y en ocasiones se aprovechan de ella. Se aloja en una pensión propiedad de una dama Leora Watts, quien exalta como el elemento excepcional de su propiedad  “la cama más amistosa de la población”.  
Hazel está dispuesto a demostrar que es una nueva clase de predicador. Lo primero que hace es pedirle a un taxista que lo conduzca a un burdel, a fin de corroborar que no cree en el pecado, pues está dispuesto a practicarlo.
En ese retablo de las maravillas que es Taulkinham, los pecadores no escasean, aunque creen de manera fervorosa en los milagros, en la redención, y en el más allá. Es increíble encontrar en muchos escritores sureños una hermandad espiritual con varios escritores españoles del Siglo de Oro, especialmente con Quevedo, Mateo Alemán y el Cervantes de Rinconete y Cortadillo.
Un adolescente, Enoch Emory, ha descubierto un nuevo jesús en un pequeño ataúd emplazado en un museo de historia natural. La intención es ofrecerlo a su profeta.
Hazel tropieza con Asa Hawkes, un deshonesto predicador, y con su quinceañera hija, Sabbath Lily, que es la tentación hecha mujer. Su cruzada antirreligiosa le proporciona escasos adherentes, pero le señala, de manera improbable, el camino a su personal salvación.
Y la salvación involucra aceptar la verdad, tras descubrir la falsa ceguera de Asa, el padre de Sabbath Lily. Asa ha divulgado en un periódico su intención de arrojar cal viva en sus ojos con el propósito de abandonar placeres terrenos. La cobardía de Asa Hawkes convence a Hazewl que inclusive para abominar de la religión, hay que tener una fe inmensa.
Sabbath Lily le señala a Hazel su camino, de una manera inesperada, al comentar que sus ojos “No parecen contemplar lo que está mirando. Y sin embargo, persiste en contemplar”.
Hazel decide someterse el reto que Asa ha declinado y queda ciego tras arrojar cal viva en sus ojos. A partir de ese momento acepta su destino, y marcha a la muerte. Nada lo ha convencido, pero al menos vive en paz con su escasa certidumbre.


Wise Blood es una novela cómica”, dijo Flannery O´Connor en el prefacio al relato. “Y como tal, es muy seria. Pues todas las novelas cómicas tratan de problemas vinculados con la vida y la muerte”.

O´Connor era una gran narradora. Estaba convencida de que “La creencia es aquello que alguien considera una verdad sin importar si confía en ella”.

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