sábado, 11 de noviembre de 2017

Al Capone tropezó en el sur de La Florida con la horma de sus zapatos


Mario Szichman


Al Capone       

Siempre me impresionó la historia de un temible delincuente argentino  llamado Mate Cocido. Pero me sobresaltó aún más la leyenda del hombre que lo atrapó, le cortó la cabeza, y la entregó en una jefatura policial. Cuando se trataba de exhibir ferocidad, ese señor era realmente el artículo genuino.
Del mismo modo, siempre quedé perplejo ante las desventuras de Alphonse Gabriel Capone (Al, para sus amigos), en el sur de la Florida. El gánster solía causar pavor, hasta que se enfrentó, en Miami y en sus alrededores, con seres tenebrosos que le hicieron la vida imposible y lo pusieron en ridículo.
Hace algunos años, exactamente el 28 de septiembre de 2010, fue recreado en un tribunal de Miami el proceso por perjurio contra Capone. El juicio original se registró  previamente en julio de 1930.
Meses antes, en abril de 1930, Capone había regresado a su vivienda de Miami Beach, ubicada en el 93 de Palm Island, luego de servir 10 meses en una prisión de Pensilvania acusado de portación encubierta de armas.
Tras recibirlo en el sur de la Florida, las autoridades de Miami decidieron adoptar el llamado Plan de Chicago. Consistía, básicamente, en hacerle la vida imposible para que retornara a su lugar de origen, el estado de Illinois.
El Director de Seguridad Pública del condado de Dade emitió una orden de arresto a fin de capturar al “Enemigo Público Número Uno” on sight. Cada vez que Capone abandonaba su mansión, era arrestado. Durante mayo de 1930, eso ocurrió en cuatro ocasiones distintas. Uno de los cargos contra el gánster, era por vagancia. Capone era incapaz de explicar cómo se ganaba la vida, aunque era obvio que no pedía limosna en las calles.  Y cuando alegaba que se dedicaba a la compraventa de propiedades inmobiliarias, se le reían en la cara.

EL JUICIO DEL ESTADO DE FLORIDA CONTRA CAPONE (CASO #621)



Funcionarios del departamento de alguaciles del condado de Dade allanando la casa de Capone

El primer arresto ocurrió cuando Capone se dirigía a la función matiné de Las nuevas aventuras de Fu Manchú, en el Olympia Theatre.  Se lo acusaba, básicamente, de no explicar a cabalidad el origen de sus ingresos. El cargo que más le indignaba a Capone, era el de holgazanería.
Según las autoridades, Capone carecía de medios visibles para financiar su lujosa vivienda, sus costosas ropas, su flamante automóvil, sus guardaespaldas, sus queridas, o su digna esposa. Además, no cumplía horarios de oficina.
Capone no se resignó a su suerte. Y lanzó una contraofensiva. Acusó al entonces Director de Seguridad Pública del condado de Dade, S.D. McCreary, de arrestarlo bajo falsos cargos. En represalia, McCreary lo incriminó por perjurio. Capone contraatacó, denunciando que durante sus arrestos, había sido confinado en una celda secreta, y se le había negado el uso del teléfono.
Luego, el delincuente convocó a sus mejores abogados para que entablaran un juicio contra las autoridades de la ciudad por hostigamiento.
“Todos los métodos empleados para arrestar a Capone fueron claramente ilegales”, dijo a The Miami Herald Scott J. Silverman,  juez de circuito del condado Miami—Dade e historiador oficial del Undécimo Circuito Judicial de Florida.
Silverman se encargó de patrocinar en el 2010 el simulacro de juicio, al celebrarse el centenario de la corte de justicia donde se llevó a cabo el proceso original.

¿QUIÉN SE BURLA REALMENTE DE LA LEY?

El juicio original no fue muy legal. Al sentarse en el banquillo de los testigos, McCreary debió reconocer que ignoraba muchos aspectos de la ley. Y el juez que presidía las sesiones fue posteriormente acusado de aceptar sobornos.
No fue un proceso que deja bien parada a la justicia en el sur de la Florida. Pero, como dijo a The New York Times William Altfield, vicefiscal del estado, quien interpretó a McCreary en la recreación del juicio: “Nosotros venimos de allí. El simulacro de proceso se lleva a cabo en el mismo tribunal donde ocurrió el proceso original. Es algo mágico”.
Además, en la reiteración del proceso al hombre rebautizado Scarface, cara cortada,  pudo verificarse que la cultura justiciera del Sur de la Florida sigue siendo algo diferente a la practicada en el resto de los Estados Unidos. Es como si la región formarse parte del Salvaje Oeste, con sus propias reglas, sus seres feroces e imperfectos, y sus vastas triquiñuelas.
Una de las cosas que más indignaron a Capone fue que cuando allanaban su vivienda, las autoridades se negaban a darle recibos por los valiosos objetos que le confiscaban. Se ignora si alguna vez le devolvieron esos objetos. Hay muchas dudas.
Como dijo un periodista de The New York Times, si bien el sur de la Florida cambió mucho en el último medio siglo, “el pantano sigue siendo el pantano”.
El vicefiscal Altfield no pudo asistir a algunos de los ensayos del juicio a Capone, porque estaba investigando a funcionarios policiales cuya tarea principal parecía ser extorsionar a narcotraficantes a fin de extraerles sobornos.

ABSOLUCIÓN

The Miami Daily News describió así la escena del proceso original a Capone: “El tribunal estaba repleto de personas, las salidas bloqueadas, y muchas mujeres y niños se hallaban presentes. Mafalda, una hermana del acusado, estaba sentada detrás de él, y atrajo mucha atención”. 
Luego de varios días de testimonio, los doce miembros del jurado no tuvieron ocasión de resolver la suerte de Capone. Fue el juez E. C. Collins quien anunció el dictamen: Capone quedaba absuelto de todos los cargos en su contra.
El público estaba decididamente a favor del acusado. Cuando Collins anunció el veredicto, hubo un coro de voces que ovacionaron la decisión.
Según la agencia noticiosa The Associated Press, la demostración cesó cuando el juez ordenó a los alguaciles “arrestar a cualquiera que continuase con la aclamación”. 
Capone sonrió alegre, y agradeció a la multitud su apoyo.
Días después tras ser eximido de los cargos, abandonó su mansión en Palm Island, y se mudó a otra vivienda en el condado de Broward. Luego retornó a Chicago. Pero Florida terminaría siendo el lugar donde concluiría sus días.
En 1931, las autoridades federales en Chicago lo enviaron a la cárcel por evasión de impuestos. En la cárcel se agravó la sífilis que acosó al gángster desde su juventud. En 1939, gravemente enfermo, Capone obtuvo la libertad condicional, y decidió retornar a su vivienda de Palm Island.

Falleció el 25 de enero de 1947. Tenía 48 años. Nunca pasó un día en la cárcel, por los numerosos homicidios que ordenó contra sus rivales. Solo por evasión de impuestos.

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